El ciego, ese desconocido familiar

Panorama profesional de los ciegos en España

El vendedor de cupón es, en el paisaje urbano de nuestro país, un elemento tan original y colorista como la democracia orgánica o el verticalismo en el ámbito político y sindical; exponentes máximos de nuestra racial fuerza creadora, ingredientes del “diferent” del tópico. El lector recordará aquel eslogan del boom turístico español, cuya carga descriptiva le hizo esficaz y convincente para Europa; más convincente de lo que ahora quisieran los ministros de la homologación que nunca se perdonarán aquel rasgo de innecesaria sinceridad o ingenua petulancia. La idea del cupón y sobre todo su éxito, dotaba a la ONCE de un medio de financiación institucional y a los ciegos de una fácil solución económica. Como quiera que es la sociedad, quien sostiene la actividad de la ONCE, ésta tiene perfecto derecho a saber qué se hace con su dinero, y a saberlo seriamente, con datos y hechos; no es el fácil recurso a lo espectacular que explota el sentimentalismo colectivo, que es como se viene haciendo. La exposición que sigue sólo busca forzar a la Organización a facilitar esa información y que se abra un debate racional sobre el tema. ¿En qué trabajan los ciegos españoles? Dejando a un lado los logros de la ONCE en el aspecto benéfico, francamente importantes, una valoración crítica de la actuación de esta entidad exige un análisis mínimo de sus realizaciones en el aspecto de promoción e integración profesional del ciego: una de sus competencias fundamentales.

A) Venta del cupón: Ocupa a la gran mayoría de los invidentes; sólo puede considerársela como profesión para quienes por su edad o la concurrencia de otras discapacidades estén absolutamente imposibilitados para la realización de otros trabajos; en el caso de muchos de los vendedores, con aptitudes residuales profesionalmente aprovechables, incluso con titulación media y en algunos casos de maestro, no pasa de ser una solución económica claramente benéfica.

B) Jefe administrativo de la ONCE: Desempañada por un importante número de afiliados, entre ellos muchos universitarios; constituye un momento decisivo de la desviación benéfico-asistencial de la entidad en detrimento de la promoción profesional; su cometido específico – supervisión del trabajo burocrático- inadecuado a las condiciones del ciego y su desproporcionado número en nuestro organismo así lo prueban.

C) Profesores de los colegios especiales para ciegos: representa uno de los puestos más acordes con las aptitudes del ciego de los creados por la ONCE, no obstante, la falta de otras alternativas puede haber hecho que se desarrolle en exceso, y, sobre todo, sin la imprescindible estructura complementaria.

D) Fisioterapia: constituye un ejemplo paradigmático de apertura de un cauce profesional; no obstante su incidencia es minoritaria, en seis años de existencia de la escuela de fisioterapia de la ONCE se han colocado poco más de 30 invidentes.

E) CFRPI: Destinado a capacitar a los ciegos para trabajar en ciertos puestos en la industria, ha conseguido muy escasos resultados a lo largo de su ya dilatada existencia.

F) Telefonistas: en este terreno, reservado a las invidentes, poco es lo logrado en comparación con las posibilidades que abriría una reserva de plazas en organismos oficiales, tan justa como viable.

El caso de los profesionales intelectuales

Especialmente idóneas para el ciego y a pesar de que ya en 1970 había en España más de 50 licenciados universitarios que habían realizado sus estudios con beca de la ONCE, ésta no ha conseguido hasta ahora la legislación que permita a los invidentes debidamente titulados y capaces presentarse a Oposiciones en los cuerpos de catedráticos y agregados de Instituto; y ello, existiendo el abundante ejemplo de otros países –singularmente Italia por el gran número de profesionales y la precisión de su reglamento en esta materia- y teniendo a favor el espíritu de la legislación básica española sobre minusválidos. Hay en la actualidad 72 estudiantes universitarios ciegos, ¿hasta cuándo? Comparaciones odiosas, sobre todo para algunos La ONCE, que contaba con indudables ventajas sobre entidades para ciegos de otros países occidentales: unidad, autogestión por los interesados, etc, y que a partir de los años 60 dispuso de medios económicos superiores y un espíritu propicio en la legislación sobre minusválidos (Ley de Bases de la Seguridad Social, Tercer Plan de Desarrollo…) ha conseguido en el aspecto de promoción profesional mucho menos que la mayoría de ellos. Profesiones tales como programador de IBM, revelador, carrera judicial, profesor en centros de videntes, etc, muy extendidas entre los ciegos extranjeros están casi absolutamente vírgenes para los españoles, en tanto que las intentadas han tenido en nuestro caso un alcance minoritario.

Epílogo

Las medidas, tantas veces expuestas enormemente que a nuestro juicio comportaría una política auténtica de promoción profesional del ciego, serían:

1) Establecimiento de la condición benéfica del cupón y por lo tanto reservada a quienes carezcan de toda capacidad profesionalizable; traducción del principio de empleo selectivo vigente para los minusválidos – Decreto 2531/1970- a las profesiones viables y socialmente productivas que pueda desempeñar un ciego.

2) Preparación en cada caso sólo a la medida del profesional vigente, especialmente en los momentos de apertura de aquel nuevo cauce; apoyo económico y técnico en el período entre la terminación de los estudios y la efectiva incorporación a la actividad laboral.