Los ciegos en la calle. Junio de 1986

LOS CIEGOS ESPAÑOLES EN LA CALLE

Las Razones de un Conflicto

Por Antonio Vicente Mosquete

Fundada en 1938, por la intuición y el esfuerzo de sus componentes, la ONCE se ha convertido alo largo de casi 50 años de existencia, en una de las organizaciones de ciegos más potentes del mundo. Y ha servido para que este colectivo, en nuestro país, disfrute de unas condiciones de vida impensables incluso en naciones avanzadas.

Sin embargo, tras el inicio de la transición política, la ONCE había quedado estancada y poco menos que agonizaba en medio de un mercado del juego súbitamente disparado, con prociegos, su instrumento de financiación, cada vez más desfasado con un agujero económico en sus obligaciones de previsión social que le situaban al borde de la banca rota.

En 1982 se celebran las primeras elecciones democráticas en la ONCE y, una vez más, sin que nadie le regale nada a este colectivo, se produce una reacción histórica que se materializa en la reforma del cupón de 1984, en la democratización plena de sus estructuras, en la ampliación de los servicios para ciegos,  en suma en una espectacular transformación que le vale reconocimientos, parabienes y premios en todos los ámbitos de la sociedad española. La ONCE recuperó su posición económica, ahorró 50.000 millones de pesetas de los 125.000 necesarios para su completo saneamiento, creó más de 4000 nuevos puestos de trabajo, cambió la imagen tercermundista de los ciegos en este país, pero… el triunfo no se perdona fácilmente entre nosotros y enseguida surgieron las dificultades.

Una historia de agravios e incumplimientos.-

A pesar de todo los ciegos no hemos perdido en esta etapa en ningún momento nuestra conciencia de grupo marginado en lucha por su emancipación e integración y hemos mantenido actitudes reivindicativas en los más diversos terrenos: normativa de apoyo al empleo de ciegos en el mercado ordinario, regulación del juego, ampliación de los niveles de autonomía de la ONCE… En todas estas materias, los partidos mayoritarios adquirieron compromisos escritos con la ONCE en octubre de 1982. ¿Qué se hizo de aquellos compromisos por lo que atañe al partido que tras las elecciones pudo cumplirlos, el Partido Socialista Obrero Español?

1. A lo largo de la legislatura el Gobierno ha reconocido la necesidad de una ley del juego, pero tras haber manejado diversos borradores, no se ha atrevido a ordenar un sector con extraordinarios intereses económicos privados, con escasa fiscalidad, con grandes márgenes de fraude e ilegalidad y sí en cambio ha seleccionado un objetivo prioritario para    el control, un objetivo harto sintomático y revelado: la ONCE, los ciegos. Una entidad con una deuda subsistente de 75000 millones de peseta, cuyos ingresos se destinan íntegramente a la creación de empleo para ciegos, minusválidos y personas sin deficiencias y a la prestación de servicios para ciegos que corresponden al Estado por más de 6000 millones de pesetas en 1986, sin que a la Administración le cueste un duro, ni un esfuerzo. Un colectivo discriminado gravemente todavía en el trabajo, que se arriesga cada día en las peligrosas calles de este país, que sólo de una manera irónica y sarcástica se puede incluir entre los grupos oligárquicos tan abundantes como intocables en España de la ONCE. UCD hizo un decreto en 1981 ganado a pulso por la combatividad de los ciegos, que todos considerábamos insuficiente y que el SOE prometió mejorar ampliando la autonomía y la autogestión, sin perjuicio –como siempre hemos querido- del necesario control público sobre la ONCE.

 2. La profundización de la autonomía.

¿Qué hizo de esa promesa? A poco de asumir el poder, en el verano de 1983 amenazó con una reforma del decreto y anticipación de las elecciones que no llevó a cabo por la presión y el rechazo del colectivo de los ciegos.

En el otoño negro de 1985, al mismo tiempo que se incluyó la disposición adicional 18.3 y 21 en la ley de presupuestos generales del estado para 1986, destinadas a controlar férreamente el cupón prociegos, el Gobierno aprueba un decreto modificando el del 81, que no sólo no cumple el compromiso del PSOE, sino que constituye un flagrante retroceso en los niveles de autonomía y autogobierno de los ciegos, un ejemplo de preocupación exclusivamente economicista y una lamentable norma que asegura la disfuncionalidad y el conflicto en el seno de la ONCE.

3. ¿Qué decir de las normas de fomento del empleo de minusválidos?

Que las que existen, procedentes de la etapa franquista –con muy ligeros retoques- ni se cumplen , ni producen ningún efecto real, ni se tienen intención de modificar a pesar de nuestras presiones, acercándola a la de algunas Comunidades Autónomas, cuyos Gobiernos sin exhibir la etiqueta de socialistas, han hecho en este campo una aportación más progresiva y real.

El sorteo del viernes: la pieza central del puzzle. Desde principios de 1985, los responsables de la ONCE iniciaron los trabajos para la supresión del sorteo de los sábados y advirtieron de ello a los responsables del organismo del Servicio Nacional de Loterías en el clima de buenas relaciones que siempre ha existido entre la ONCE y dicha entidad. El objetivo social –que después se ha entendido por vocación-  el elemental deseo de dar descanso a los 18000 trabajadores de la entidad; el objetivo comercial, adaptarnos a la realidad del carácter inhábil de los sábados, previsiblemente acentuado tras la entrada en la CEE; la fórmula, la necesaria para introducir algún aliciente añadido de forma que ni la Organización ni los trabajadores sufrieran merma en sus ingresos semanales. El 10 de abril se adopta formalmente el acuerdo del Consejo General y se remite, en la misma fecha, a la Administración. Las anteriores reformas del cupón no habían precisado aprobación de los órganos de la Administración. La gran reforma de 1984 únicamente necesitó el visto bueno de los ministerios de economía y hacienda e interior.

Tras varios meses de silencio, a finales de junio se conocen las reticencias del organismo nacional de loterías y apuestas del Estado hacia el proyecto de la ONCE; cuando ya se habían terminado las inversiones preparatorias en tecnología, publicidad, etc., para llevar adelante el nuevo sorteo a partir del primer viernes de octubre. Cuando ya se había pactado en convenio colectivo el descanso de los sábados y la nueva aplicación del sorteo de los viernes podría producir a la entidad unas pérdidas de más de 20000 millones de pesetas.

Dada la legalidad incuestionable de la iniciativa de la ONCE, el cumplimiento de todos los procedimientos y trámites exigibles  y la irreversibilidad del caso, fracasaron todas las gestiones con los diferentes departamentos implicados en las que ofrecimos multitud de fórmulas de acercamiento, y el sorteo se realizó, no sin presiones subterráneas y, sobre todo, no sin que quedara para una Administración que no admite pulsos, “la espina clavada” de no haber actuado con diligencia, de haber recibido una vez más una lección de un colectivo que está llamado a la sumisión, a la dependencia y hasta la mendicidad.

La respuesta desproporcionada fueron las disposiciones adicionales de la ley de presupuestos y el decreto de finales de 1985.

Después de denunciar estos ataques desproporcionados, procedentes de un  Gobierno que no se ha preocupado de controlar los ingresos pingues de los agentes privados del juego, que contempla impasible la proliferación de formas ilegales y que no ha hecho nada por detener la falta de fiscalidad del sector, la ONCE en un alarde de responsabilidad  y buena fe, decidió no proseguir la defensa legítima de sus intereses y sus posiciones con la única contrapartida del compromiso del ministro de trabajo y Seguridad Social Sr. Almunia de que el sorteo del viernes no sería afectado por dichas normas. Para más INRI, la sesión de la Cámara Alta en que se discutieron las disposiciones adicionales de la ley de presupuestos que afectaban a la ONCE, el portavoz del grupo socialista dijo públicamente que el sorteo del viernes no sería modificado respecto a su fórmula de entonces.

El cerco se cierra: la gota que ha colmado el vaso.-

Tres son las líneas convergentes que definen el conflicto actual y que enmarcadas en el contexto acumulado de agresiones, incumplimientos y recelos, obligan a la ONCE a decir “no va más” o, para utilizar otro símil más tradicional en este mundo del juego, “a romper la baraja”:

  1. La truculenta historia de Prodiecu S.A. y similares: un grupo de expertos y probados mafiosos, desde principios de 1985, inició en Cataluña una experiencia de altos vuelos en los márgenes del mercado del juego, enmascarándola con el pretexto de dar empleo a minusválidos. La Administración dispuso desde el principio de datos suficientes y de advertencias claras sobre el riesgo de que se consolidara este tipo de iniciativa y el irreversible callejón sin salida al que conducía su tolerancia. Durante todo el año 85 arguyó que no disponía de instrumentos legales suficientemente contundentes en tanto Prodiecu y similares acumulaban riqueza fácil, se pertrechaban para una lucha política, blanqueaban el dinero y todo ello a costa y en contra de los sorteos de la ONCE, cuya infraestructura impunemente utilizaban, y a costa del empleo inseguro y la explotación de los minusválidos que, en número cada vez mayor, se verían abocados a la miseria cuando el Gobierno finalmente se decidiera a terminar con esta macabra experiencia de fraude y explotación.

Tras la aprobación de la ley de presupuestos, las actividades no autorizadas de juego fueron clasificadas como contrabando, pese a lo cual no aumentó la eficacia del Gobierno para reprimir estos abusos. Después de innumerables presiones, cinco ministerios del Gobierno, Presidencia, Justicia, Interior, Trabajo y Seguridad Social y Economía y Hacienda, emitieron un comunicado el pasado 3 de abril de 1986 manifestando la absoluta ilegalidad de Prodiecu y anunciando medidas drásticas para su completa  eliminación.

Entre tanto la ONCE incorporó a su plantilla 1200 vendedores minusválidos no-ciegos, dando un interesante ejemplo al Estado, al Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado, que en este aspecto todavía no ha dado el primer paso adelante. La ONCE mantiene empleos estables para más de 4600 minusválidos no-ciegos y ofreció su mejor disposición para continuar, limitadamente como es lógico, esta tarea, siempre que se garantizaran por el Estado una serie de condiciones elementales, como la seguridad de la franja del mercado que ocupaba la ONCE a finales de 1985, la efectiva y plena eliminación de todas las modalidades ilegales de juego que ejercen una competencia desleal con el cupón, etc.

La situación actual viene definida por un recrudecimiento de las actividades de Prodiecu S.A., con gran despliegue publicitario, que sitúan al Gobierno al borde del ridículo y que amenaza con provocar un estallido por parte del colectivo de agentes vendedores del cupón de la ONCE –ciegos y minusválidos- que ven como a pesar de las promesas, la competencia desleal, incluso la violencia física en la calle, pone en peligro su medio de vida y su puesto de trabajo. A los ciudadanos, el espectáculo de que las actividades ilegales se desarrollen impunemente a la luz del día, que los fraudes se anuncien, no puede producirles otra sensación que la amargura y el desencanto. Por último, a este respecto, debe quedar perfectamente claro que la ONCE nada tiene en contra de una legalización de un juego para minusválidos, que se trata de una decisión de Gobierno, probablemente bastante pintoresca, pero que en cualquier caso la ONCE no va a discutir, como no cuestiona ninguna de las realidades legales y controladas. Que la ONCE   es la única entidad que ha dado pasos efectivos para la creación de puestos de trabajo serios para los minusválidos y que estamos dispuestos a proseguir dicho camino, en las condiciones que más arriba se mencionaron.

2. El recorte de ingresos para 1986.- El 3 de diciembre de 1985 la ONCE presentó su proyecto de presupuestos para 1986, en cuyo capítulo de ingresos venían formulados según una proyección de los efectivamente obtenidos en el último trimestre del año 85. Después de más de 4 meses de solicitud de aclaraciones e informaciones complementarias, los diversos ministerios implicados en el Consejo del Protectorado que ejerce la tutela sobre la ONCE, expresaron su posición de que dicha cifra de ingresos se redujera en 31000 millones de pesetas. En la mecánica de aprobación de los presupuestos de la ONCE intervienen ambas partes, Administración y Consejo General de la Organización, por lo que es indispensable un acuerdo previo para evitar el conflicto abierto.

Ante la insólita pretensión de reducir las posibilidades efectivas de venta, máxime cuando la ONCE tiene pendiente de solución sus obligaciones de previsión social y precisa para ello, como se dijo antes, 75000 millones de pesetas, la ONCE hizo todos los esfuerzos para aproximar las posiciones, a pesar de que ello le suponía un sacrificio extraordinario, particularmente después de haber funcionado durante la tercera parte del ejercicio con un nivel de ventas real. Ahora bien, en atención al clima de diálogo que hemos querido siempre promover, se formularon propuestas tendentes a hacer compatible la realidad con las pretensiones de la Administración, sin que las mismas tuvieran el más mínimo eco  ni se diera tiempo para la necesaria discusión, puesto que la posición de la ONCE se expresó el 13 de mayo y el 19 de mayo el Consejo del Protectorado se reunió para aprobar vinculante mente la reducción de 31000 millones de pesetas. En otras palabras, la Administración dispuso de casi 5 meses para posicionarse y no dedicó ni 4 días  a buscar un acercamiento con las posturas de la ONCE.

  1. Modificación a la baja del sorteo de los viernes y supresión del sorteo del 1 de enero de 1987.

Nota.

Este documento ha sido transcrito de una cinta magnetofónica en la que Antonio Vicente dicta para su transcripción. El documento tiene que estar escrito en mayo de 1987, posiblemente a finales, pero el dictado se interrumpe donde finaliza este documento. Habría que intentar buscar una copia completa en tinta.

El contenido es una crítica y una reivindicación al gobierno por su consentimiento de las rifas ilegales como fue Prodiecu S.A. y su pretensión de recortes de ingresos para la ONCE.