Elecciones en la ONCE, un colectivo en constante progreso (18 de abril de 1986)

Por segunda vez, los afiliados a la Organización Nacional de Ciegos mayores de dieciocho años -unos 24.500-, son convocados a tomar parte en las Elecciones Generales que tendrán lugar en la Institución el próximo 28 de Abril. No hay tensión -como decía el primer Candidato dela Listade C.U.P.O.L. por Madrid en las páginas de un diario madrileño- hay, eso sí, intensidad participativa, vitalidad, confrontación de perspectivas en un Colectivo caracterizado por su energía y por su combativi­dad.

El equipo de actuales responsables dela Entidad-como es lógico, no su totalidad- se presenta en el actual proceso a través de la opción electoral denominada «Unidad Progresista», formación surgida de la confluencia de los anteriores grupos de signo modernizador y de la incorporación de un buen número de personas dispuestas a consolidad el proceso de transformación y expansión espectaculares quela O.N.C.E. ha vivido en los últimos años.

Como opción electoral que asume en gran parte el crédito de la labor realizada durante estos años, U.P. representa un proyecto programático esperanzado y de futuro, de carácter inter-generacional y que cuenta con las máximas posibilidades de alcanzar la mayoría absoluta lo que le permitirá, por una parte, los avances cuantitativos quela Instituciónha experimentado durante el primer período de mandato democrático y, de otra, profundizar el proceso de transformaciones cualitativas que es preciso operar en esta vieja y popular Institución.

Ningún observador imparcial que, desde fuera, analice críticamente la realidad de los ciegos en España y la evolución producida desde 1.982 en la O.N.C.E. regatea elogios a un cambio que, aquí si, ha sido evidente.

De una parte, que entre los años 80 y 82 experimentaba un proceso fatal de empobrecimiento económico, con un producto -el Cupón ProCiegos- carente de gancho y cada vez más marginal en el expansivo mercado del juego en nuestro país, en fin, con una Caja de Previsión de más de 11.000 pensionistas sin reservas económicas y prácticamente en banca rota,la O.N.C.E., tras cuatro años de gestión democrática, ha pasado a ocupar una franja modesta, pero segura dentro del sector comercial en que se mueve, ha cubierto, aproximadamente en un 40%, la reserva de capital necesaria para asegurar sus obligaciones de Previsión Social, dentro de una línea de saneamiento económico que, de mantenerse el actual ritmo de crecimiento, podría completarse en los últimos años.

Paralelamente,la O.N.C.E. ha contribuido más allá de las palabras el más grave problema del país, creando 4.000 nuevos puestos de trabajo, 1.200 de ellos para minusválidos no ciegos. Hay que subrayar este gesto de solidaridad tras el cual son ya más de 4.500 minusválidos no ciegos los trabajadores activos dela Organización.

En el terreno de los servicios para ciegos, además de haber llevado a cabo un replanteamiento de la línea acompasando los objetivos y los criterios de actuación a los de la política pública en materia de minusválidos, sólo en 1.985, se han puesto en marcha cinco nuevos centros para atender diversos aspectos de la problemática específica de los deficientes visuales hasta la fecha insuficientemente cubiertos en nuestro país. Colectivos como los afiliados ala O.N.C.E. con resto visual aprovechable, los ciegos adultos disponen ahora de servicios según una concepción moderna y con un nivel equiparable a los mejores del mundo en su género. Los 500 niños ciegos que en 1.982 estaban escolarizados en centros ordinarios sin estructura de apoyo adecuada y con grave riesgo para su evolución educativa y ulteriores perspectivas laborales, disponen ahora de medios materiales y humanos que hacen real la opción de la educación en régimen integrado. En 1.985la O.N.C.E. invirtió en servicios especializados para ciegos más de CUATRO MIL MILLONES DE PESETAS, más del doble que en 1.984.

El cambio, finalmente, se ha materializado en la ruptura del aislamiento y la marginalidad quela O.N.C.E. tenía en1.982, através de una intensa campaña, tanto en el plano de la publicidad comercial, como en el de la difusión de las actividades institucionales y en el de la mentalización social. Hemos desplegado una actividad intensa -alguien dirá frenética- para que la sociedad española conozca la problemática de los ciegos, saboree la satisfacción de una obra bien hecha y de la que son directa y permanentemente responsables los ciudadanos de este país, rompa su bloqueo hecho de miedo o de admiración hacia los ciegos. Al mismo tiempo hemos establecido lazos de colaboración más estrechos con los distintos organismos de las administraciones públicas competentes y responsables de la solución de los problemas específicos de nuestro colectivo.

En este tiempo tampoco han faltado problemas -la inexistencia de una mayoría absoluta, tal vez haya sido el principal-, tensiones con la administración y errores inherentes a cualquier fase de rápida expansión. A la hora del balance, nada más lejos de nosotros que el triunfalismo y la autocomplacencia. La dura experiencia histórica de nuestro colectivo, la todavía hostil realidad cotidiana a la que el ciego individual debe enfrentarse cada día, nos previenen y nos defienden contra este tipo de tentaciones. Al echar la vista atrás experimentamos una mezcla de orgullo escéptico y de esperanza resistente que son en definitiva la marca histórica de un sector marginado en permanente lucha por su emancipación colectiva y por la superación de sus contradicciones internas.

Hoy, para los ciegos, el futuro es algo menos oscuro, pero desde luego no de color de rosa. El día 28 de Abril para los electores el problema será saber decidir de qué manera se sirve mejor a la modernidad, a la estabilización de los logros alcanzados durante la etapa que ahora termina, a la equiparación de las oportunidades de los ciegos a las del resto de los ciudadanos.

Frente a las campañas del miedo, del infundio, de la anécdota trivial, frente al último esfuerzo de los sectores nostálgicos del aislamiento y el inmovilismo, «Unidad Progresista» lanza su oferta electoral compuesta simplemente de hechos, ideas y confianza en el futuro de los ciegos.

Madrid, 18 de Abril de 1.986