Intervención en la fonoteca, 1983

Conferencia de Antonio Vicente Mosquete

En el Servicio de Cultura de la ONCE

en mayo de 1983

Buenas tardes. Antes de hacer esta pequeña exposición, me gustaría hacer una mínima advertencia, puesto que cuando me he sentado aquí en las ocasiones anteriores ya durante los últimos años siempre ha sido con ocasión de asambleas o de actos con un significado electoral, pues quiero advertir de entrada, y quiero casi advertírmelo a mí mismo , que esto no va a ser una asamblea, que quiero huir en lo posible de planteamientos que pueden implicar a grupos o a tendencias que se presentaron a las anteriores elecciones; también que no hablo como presidente del Consejo General en este caso, aunque obviamente no pueda evitar las connotaciones o las implicaciones que puedan tener mis palabras. Pero que lo que voy a hacer en este rato es una especie de reflexión personal sobre la situación de la ONCE, de la ONCE hoy, una valoración un poco global que, a mi entender, ha supuesto; y, por no evitar los temas que laten en el ambiente, me referiré lo más rápidamente que pueda a la situación actual de los problemas más importantes, para finalmente ofrecer mi visión de lo que puede serla ONCE en el futuro y dejarlo ahí, en el aire, por si eso sirve para que se desencadene algún tipo de debate o sirve para reflexiones posteriores de cada uno de los presentes o de cualquiera que lo oiga. En tanto reflexión personal, pues quizá convenga advertir también mis limitaciones, mis puntos de referencia que como cualquier individuo tengo y que, desde luego, condicionan mi visión de las cosas y también mi visión dela Organización. Yo muchas veces, en términos de conversación entre amigos, he dicho que mis puntos de referencia son Machado, Valle-Inclán y Perich, o algún otro humorista de la misma línea. Y eso no es que signifique mucho, pero creo que al elegir, al tomar como punto de referencia estas concepciones de la vida, de alguna manera me defino. Y a falta de otra cosa, quizá como indicador y al mismo tiempo también como aviso para el que pueda encontrarse en otras posiciones, pues lo digo nada más empezar.

Voy a intentar hacer como tres tomas del problema dela ONCE hoy, tres tomas que casi vienen al hilo de lo que, en términos del verso machadiano, es el “hoy es siempre todavía”. Machado entendía esta frase, creo yo, como una especie de definición de filosofía del tiempo. Pero, independientemente de lo que pudiera él interpretar, yo voy a utilizarlo para referirme en primer lugar al siempre, que condiciona el hoy, el siempre que es un poco los aspectos más generales, más globales de nuestra situación, como colectivo social que se aglutina en torno a una institución comola ONCE. Yel todavía en la medida en que esos aspectos globales  y esos aspectos históricos se proyectan sobre el presente y le dan una posible dimensión de futuro, no digo que sea seguro. Pues será el camino para engarzar con lo que puede ser el proyecto, o la propuesta de ONCE que yo haría, o que dejaría caer, únicamente como un elemento de reflexión.

En el primer aspecto, en el aspecto de lo que pueden ser las preguntas elementales sobre nuestra situación, de las que probablemente nunca nos hacemos porque nos encontramos en una situación muy inmersos en la problemática urgente en el tema dela Caja, el tema de la reforma del cupón, la cuestión dela Integradao los trienios y cargas familiares, pues voy a seguir el hilo de mi reflexión entorno a unas cuantas preguntas, como decía:

En primer lugar yo me preguntaría por qué surgió la ONCE y con esta pregunta me sugiero a mi mismo tres posibles respuestas. En primer lugar creo que los ciegos, contemplados como grupo social, no sólo en España sino en la mayor parte de los países del mundo han constituido el grupo de vanguardia del sector de los marginados o de los minusválidos y ello probablemente por razones de la propia índole de la deficiencia que facilita la comunicación y la solidaridad. El hecho de que nuestro colectivo se halle en esa vanguardia de los movimientos de los minusválidos fue un elemento que explica, en alguna medida, el que en el año 38 hubiera ya un anhelo de crear una institución única o unitaria para tratar los problemas de los deficientes visuales. En segundo lugar pues evidentemente, desde ese condicionamiento, se buscaba una eficacia, se partía de que la dispersión de esfuerzos en un medio que es poco favorable únicamente conducía a la ineficacia, a la inutilidad de los esfuerzos. Y en tercer lugar, creo que en aquel momento se supo aprovechar muy bien el contexto sociopolítico y económico del país.

Si hago esta referencia mínima a los orígenes dela Organización, es porque creo que tienen su validez como elemento histórico y su cierta aplicabilidad a nuestra situación actual. Es decir, creo que el carácter de vanguardia de los movimientos de minusválidos lo mantenemos. La visión y la convicción de que es imprescindible una Organización única, a nivel de todo el Estado, creo que se comparte por la mayoría de los ciegos. Lo que ahora nos hace falta es comprender el contexto que nos rodea y procurar adaptarnos y sacar partido de ese contexto. En aquel momento, el hecho de la guerra, lo que se ha dicho con frecuencia en términos más descriptivos y más fácticos del problema de los ciegos de guerra, pues ayudó a que se consolidara una Organización de estas características. También el carácter del nuevo Gobierno que triunfó enla Guerra Civil ayudaba a esta concepción unitaria y un poco monolítica que, por parte de los grupos de ciegos en aquel momento, parecía más útil.

Si nos planteamos otra elemental pregunta: ¿para qué nos unimos? ¿con qué finalidad? Yo a esa cuestión respondería en términos muy sintéticos que creo que la percepción del hecho de la marginación, y que no es un tema que nos deba asustar decirlo con claridad, obliga a los distintos grupos a tomar posiciones reivindicativas y posiciones de exigencia ante una sociedad, ante el Estado, de una serie de derechos. Creo que los ciegos en aquel momento, y todavía hoy, nos distinguimos de otros minusválidos porque tal vez somos más pragmáticos y no nos movemos exclusivamente, por lo menos en nuestro caso no nos hemos movido tanto, en el terreno de las grandes declaraciones ideológicas; hemos querido siempre poder responder a esa situación de marginación con recursos, con medios, poder dar una respuesta contundente y al mismo tiempo autónoma. Y esa ha sidola ONCE, creo yo uno de los motivos de nuestra unidad, o de lo que en aquel momento fue la creación dela Organizaciónpor parte de, no de los padres políticos, sino de los grupos de ciegos que estaban detrás de la idea, una respuesta para superar la marginación. Por otra parte creo que los ciegos nos hemos distinguido también  y en el origen dela Organizaciónsubyacía un poco el luchar contra ese paternalismo o esa filantropía aislada o que podemos ir recibiendo en pequeñas dosis de la sociedad y también contra lo que podría suponer una tutela del Estado o una dependencia absoluta del Estado Nodriza. Entre otras cosas porque nuestros gobiernos en España, en un país con pocos recursos económicos, pues tampoco podría ser una buena nodriza.

Quizá como dos objetivos más inmediatos para justificar nuestra unidad habría que mencionar el deseo, que creo que está en la mayor parte de los minusválidos, de sentirse como iguales, ser iguales a los demás ciudadanos, en el mejor de los sentidos. Es decir, tener las mismas oportunidades o vivir esa sensación de que se opta o se puede optar a las mismas oportunidades que los demás. Pero al mismo tiempo creo que es específico también nuestro el que hemos pretendido, al mismo tiempo que luchar por la igualdad, luchar por el mínimo derecho también a no perder nuestra identidad en esa lucha por la igualdad; a lo que en ocasiones se ha llamado el derecho a la diferencia; y que, en nuestro caso, quizá se acentuó en exceso por el modelo que hemos elegido: la reivindicación de poder ser nosotros. A pesar de que indiscutiblemente buscamos la homologación o la igualdad en cuanto a los derechos y las oportunidades  con respecto a todos los ciudadanos.

¿Cuáles han sido los resultados de esta experiencia contemplada en una perspectiva histórica? Podíamos movernos y hacer esa valoración a muy distintos niveles. En términos generales yo creo que la consolidación de un instrumento institucional comola ONCE, un instrumento poderoso, desde el punto de vista económico, desde el punto de vista de peso específico, un instrumento además tangible y en cierto modo pragmático, pues ha sido un elemento positivo en sí, dejo aparte otro tipo de valoraciones de su utilización, pero como tal instrumento es un elemento positivo. Sin embargo y en este mismo nivel general, creo que hay una contrapartida de ese fenómeno de la consolidación institucional que ha sido que hemos creado un instrumento que, en alguna medida, se ha vuelto contra nosotros, que se defiende de nosotros, que ha creado su propia estructura y sus resistencias, ha creado su aparato. Cualquier sistema acaba por buscar su continuidad y su consolidación en sí mismo; y el aparato dela ONCEse nos ha impuesto a aquellos ideales globalizadores de luchar por la integración o por la defensa de los intereses de los ciegos. Es el aparato lo que ahora ya en algunas ocasiones domina la situación.

En términos de análisis por sectores o por niveles, creo que en el nivel económico, hay que apuntar, es bastante indiscutible desde cualquier perspectiva, que la Organización ha conseguido resolver el problema económico de los ciegos españoles, por lo menos en términos comparativos, con bastante holgura. Y podemos decir que, con relación a los demás minusválidos del país, estamos en situación de superioridad, también con relación con otros minusválidos en otros países más desarrollados que el nuestro. De manera que, en términos económicos, podemos decir que se han cumplido los objetivos. Lo único que quizá, desde la perspectiva de esa suficiencia económica, hemos tendido a la autarquía y eso ha conllevado un peligro evidente de caer en el gueto. Eso no lo podemos eludir y hay que detectarlo y señalarlo como un elemento objetivo. En la medida en que a nivel individual se ha conseguido una suficiencia económica a través de un instrumento, el cupón, que supone una ocupación, creo que en esa misma medida estamos en mejor situación que otros países en los que los deficientes visuales tienen un sector bastante importante de elementos pasivos. En la medida en que el cupón ha servido como medio de financiación para actividades de servicios de integración y de promoción de los deficientes visuales, también ha sido un instrumento útil. Lo que ocurre es que habrá que valorar los efectos negativos que haya tenido el modelo entorno al cual, o que ha generado el cupón, como tal fenómeno que creo que es nuestro elemento más distintivo o más particularizador con relación a otras situaciones.

En el terreno de los servicios, podríamos decir que efectivamente el volumen de servicios para deficientes visuales en España es importante. Y en esto yo con frecuencia discrepo de, quizá también hemos incurrido en ello en el pasado o he incurrido yo, en calificaciones apresuradas y poco objetivas en relación con el volumen de servicios que actualmente disponen los ciegos en España. Es un volumen importante y, si analizamos comparativamente el volumen de fondos que destina o de recursos económicos que se destinan a la educación de los ciegos en España, según el número de ciegos existente, y el volumen de recursos culturales según el número de ciegos existentes, etc., pues creo que podríamos decir que es bastante satisfactorio; digo en términos cuantitativos. Evidentemente, habría que decir inmediatamente que esta valoración no vale para todos los aspectos de los servicios sociales o de los servicios para afiliados. Es decir, que sería un volumen importante, pero terciado porque hay aspectos que hemos descuidado seriamente y que las cifras cantan en el tema del empleo, en el tema de la rehabilitación de adultos, en el tema de la prevención, creo que nuestra situación es inferior a la de otros países de nuestra área cultural y económica. En conjunto creo que estamos por encima de los servicios que reciben los minusválidos en España; y digo creo por hablar con la moderación que últimamente se me está contagiando como forma de expresión, pero creo que evidentemente, en una comparación objetiva, la situación de los ciegos españoles, en cuanto a servicios, desde el punto de vista cuantitativo  es bastante superior a la de los demás minusválidos. Lo que sí es importante señalar, en cuanto a los servicios, es que hay un problema de línea. Quizá el modelo del cupón, el modelo de la Organizaciónque tenemos, el ser pragmáticos, el haber de alguna manera rechazado o despreciado pues no sé por qué, por el modelo o porque lo ignorábamos, otro tipo de orientaciones en materia de servicios para minusválidos, ha hecho que nuestra línea, la línea de esos servicios sea desde luego bastante anacrónica o por lo menos poco actual. Y ahí sí, ahí sí que es necesario un replanteamiento y una reorientación. Y finalmente otro elemento, creo yo que define a nuestros servicios es que lo hemos procurado hacer todo con nuestros propios recursos; hasta donde han llegado y como los hemos creído oportuno utilizar; pero nunca hemos planteado unas peticiones a la sociedad o al Estado; no hemos estado nunca dispuestos a reivindicar que se cubran otras lagunas por parte de quien tiene obligación de cubrirlas cuando nosotros no llegamos.  
Esa especie de conformismo en cuanto a los servicios creo que es un elemento también que define nuestra situación y que hay que mencionar a la hora de valorar los resultados en el área de los servicios.

En el terreno laboral, pues un poco unido a lo económico, creo que hemos conseguido la plena ocupación de los ciegos, que es un logro; evidentemente en relación con situaciones de pasividad. Y es un logro desde una perspectiva totalmente moderna de rehabilitación y de integración. Estamos muy por debajo, como ya apunté antes, en las cifras de empleo en régimen ordinario, muy por debajo, como consecuencia tal vez de esa suficiencia de ocupación que tenemos y como consecuencia también de la orientación que esa suficiencia de colocación o de ocupación ha reflejado en la política de la ONCE. Y después, evidentemente como corolario de esta situación, un subempleo y un desaprovechamiento o no aprovechamiento suficiente de los recursos humanos y de la capacitación de los ciegos.

En términos de valoración conjunta, yo creo que, para la situación de los ciegos,la ONCEha supuesto positivamente la suficiencia económica de los ciegos y un volumen de servicios importante. En términos más negativos o más críticos o de nuestro debe, hay que señalar la falta de capacidad reivindicativa que ha supuesto nuestro modelo en relación con otros grupos de minusválidos, la falta de capacidad reivindicativa. También La ausencia de una línea claramente integradora que nos ha faltado y, desde luego, la merma de las posibilidades de empleo en régimen ordinario. La lástima tal vez sea que hemos tenido unas potencialidades que quizá no hemos aprovechado suficientemente; seguro no hemos aprovechado suficientemente. Lo que ocurre es que los modelos son globales y tienen sus ventajas y sus inconvenientes y quizá los llevan en bloque y no sirve lamentarse de que no hayamos conseguido unas cosas que probablemente el propio modelo dificultaba.

En resumen y sea cual sea la perspectiva,la ONCEes un hecho histórico decisivo en la situación de los ciegos españoles y un punto de partida, para nosotros irrenunciable, y para cualquier observador de fuera un punto de partida innegable. Es decir, para personas críticas con respecto al modelo dela Organización, cuando nos ponemos a hablar, y eso lo digo en términos de información de los contactos que existen con otras instituciones, cuando nos ponemos a hablar de hacer algo en materia de servicios sociales, con independencia de su actitud o su valoración dela ONCEen su conjunto, tienen que aceptar la realidad incuestionable de que, en materia de deficientes visuales,la ONCEes el punto de partida irremediable, lo quieran o no, o lo queramos o no.

¿Cuáles fueron y qué se ha hecho de nuestras señas de identidad? Me referiré a unas pocas, quizá las más importantes:

El autogobierno: el autogobierno del que se hablaba en el 38 es un autogobierno muy peculiar; es decir, se trataba de que los dirigentes dela Organizacióneran ciegos y compartían con nosotros esa deficiencia; pero, por lo demás, el origen de su nombramiento y la línea de su actuación, puesto que estaban supeditados a quien les nombraban, no implicaba o dejaba fuera de toda operatividad el concepto de autogobierno. Era una  acepción autoritaria del término. De ahí, de ese punto, de esa seña de identidad de nuestra institución hemos pasado a una representatividad teóricamente de los afiliados. Pero creo  que es una representatividad del aparato, dela ONCEactiva, dela ONCEde los trabajadores ciegos, y eso es una representatividad desde luego sesgada, y hay que tenerlo en cuenta. Y eso sumado a un control desde la Administración que ahora ya no nombra a su gente; ahora tiene que controlar. Y como no confía, pues controla con mucha más intensidad si cabe que en la etapa anterior. Y están sin articular, primero la representatividad auténtica de los afiliados y segundo el control racional y no obstaculizador dela Administración.

Respecto a la unidad: pues ya dije antes que la unidad dela ONCEdel 38 era una unidad nacional, en el sentido más estricto de la palabra, una unidad obligatoria, una unidad que definía una etapa en la que  algunos, he oído hace poco la frase que define bastante bien lo que es una estructura autoritaria, en que todo lo que no era obligatorio estaba prohibido: creo que esa es la diferencia quizá más esencial entre un sistema democrático y un sistema autoritario. En el sistema democrático tratamos de hacer retroceder los espacios de lo obligatorio y de lo prohibido y ampliar los espacios de lo optativo, de lo libre. Pues en aquella etapa en que todo lo no obligatorio era prohibido, la unidad era una unidad impuesta, una unidad no racionalizada, no discutida, no asumida por el colectivo de los ciegos y, por tanto,   en cuanto no racionalizada y no discutida, una unidad endeble. Y lo estamos viendo ahora, en esta situación de 1983. Por una parte la unidad viene cuestionada por un Estado de las Autonomías que establecela Constitución, por unas transferencias prácticamente totales en materia de servicios sociales a las Autonomías. Y también, lo que es más importante, desde nosotros mismos, viene cuestionada porque estamos observando en esta etapa que se exacerban o que aparecen con mucha virulencia los intereses localistas, entendido el término localismo en sentido territorial o geográfico y en sentido también de sector o de colectivo o de grupo pequeño. Me explico: hoy día los Consejos Territoriales o cada colectivo a nivel territorial actúa según los intereses de ese grupo, con independencia de lo que puedan ser los intereses comunes. Es decir, una unidad no discutida y no racionalizada lleva a que en el momento de aparecer intereses locales, pues se anteponen a una visión global y racionalizada de lo que son nuestros objetivos comunes.

Desde el punto de vista laboral, pues evidentemente, los vendedores tienen sus intereses, los funcionarios administrativos tienen los suyos y cada uno tira de su lado; puesto que nos falta esa visión globalizadora y esa interpretación racional del interés de nuestra unidad.

Con esto daría fin a esta especie de autoanálisis de nosotros mismos o de filosofía elemental sobre nosotros mismos que no ha pretendido ser nada original; pero que, en todo caso, creo que es conveniente que se profundice y sugiero que, en alguna medida, desde estas actividades del Área de Cultura se fomente el que se explique, el que la gente exponga sus ideas sobre estos temas y que nos las cuestionemos todos. Porque por mucho que resolvamos el tema dela Caja, y no dudo que se pueda resolver, si no se resuelven los problemas más globales de nuestro colectivo, si no llegamos a un autoanálisis de nosotros mismos, estaremos en una situación de debilidad y sin estar armados desde el punto de vista de nuestra Organización como colectivo.

Pasaría entonces a la etapa de la transición, así muy brevemente: ¿a qué fue aquello del desbloqueo que se hablaba? En los años 70 y últimos años 60se empezó a percibir un triple aislamiento: Elemento jurídico, se decía ya de siempre, de las épocas aquellas famosas de los primeros panfletos clandestinos quela ONCEera una cosa atípica jurídicamente; se empezaba a ver que por la legislación que emanaba del Estado quedábamos un poco al margen de las tendencias asistenciales y a partir del año 75 se empezó a notar que quedábamos fuera del contexto sociopolítico del país. Esto es lo que quizá en términos analógicos se pueda definir, como se ha dicho respecto al Gobierno, al régimen de Franco, es lo que yo definiría como una pérdida del horizonte de la Organización, una pérdida del horizonte en el sentido de que ya habíamos quedado como fuera de contexto; y una falta de operatividad del modelo. Nosotros ya, el modelo dela Organizaciónen la etapa anterior, en esa etapa creo que empezaba a perder su operatividad; no respondía a las exigencias sociales; no resultaban estimulantes los alicientes que proporcionábamos a nuestros afiliados o nos proporcionábamos a nosotros mismos. Creo que estábamos en un momento de crisis de identidad. Empezaron en este contexto general a surgir las contradicciones; había grupos críticos que, primero a nivel de escarceos, después a nivel más organizado, procuraban o procurábamos pues agudizar las contradicciones con una visión probablemente, vamos estoy seguro a nivel personal, muy sana de que creíamos que aquello no tenía salida y de que era necesario romper la inercia de aquel Momento y desbloquearla. Ese es el desbloqueo y ese es el Decreto. Después de unos años de ajetreo realmente un poco confuso sale el Decreto, un mal Decreto, consecuencia de un proceso en el que ha habido muchas resistencias internas, muchas resistencias internas y no hay que ocultarlo, y fue probablemente más que por intereses por miedo, por miedo; y en el que, por otra parte, se hizo con las resistencias internas y desde la marginalidad de nuestro tema para la Administración. Realmente fue a golpe de dar el verdadero latazo como salió el Decreto y así salió. No obstante, hay que decirlo con claridad, y a pesar del año trascurrido y de la visión autocrítica que tengamos de él, que ese paso fue un paso decisivo y que la situación anterior probablemente la organización podría haber durado un cierto tiempo, pero iba a su propia extinción. El paso del desbloqueo, o de romper con la situación anterior, era una condición de la viabilidad dela ONCE, no digo la viabilidad que eso lo tenemos que  hacer ahora; era una condición de que pudiera plantearse la viabilidad dela ONCE.

El inicio de la transición. Pues el inicio de la transición, hacia allá por abril o mayo del 82 creo que confluyeron una serie de elementos que así muy rápidamente menciono:

Primero las esperanzas agolpadas entorno a ese momento, esperanzas como es normal en todo este tipo de procesos. Después y sin querer ahora parodiar lo que se ha hecho a nivel del país pues la herencia, la herencia de la etapa predemocrática. Creo que enla ONCE, como en cualquier organización en su última etapa, cuando se han agotado los recursos del propio modelo, se estaban acumulando problemas sin resolver, se quedaban ahí estancados. Pues bueno, las esperanzas agolpadas por un lado, los problemas sin resolver por otro.

El origen sindical de los grupos electorales: esto creo que hay que tenerlo muy en cuenta. Puesto que la lucha o puesto que los movimientos un poco críticos provenían de núcleos sindicales, los grupos electorales se vertebraron entorno a elementos sindicales. Y esto  es un condicionamiento que todavía no hemos salido de él; y tardaremos en salir porque los grupos sindicales tienen unos intereses muy concretos de trabajadores ciegos, pero, con mucha frecuencia  No son esos los intereses de los afiliados en su conjunto. Y eso además, el origen sindical favorece el enfrentamiento entre los grupos, porque, ya digo que a nivel sindical,  por grupos sindicales por sectores como se ha hecho aquí, pues realmente lo que ocurre es que hay grupos de vendedores, grupos de administrativos, etc. etc. Y eso hace más difícil el entendimiento de las distintas líneas o grupos electorales que surgieron en las primeras elecciones.

Otro elemento, las primeras elecciones: es decir que esto no es nada nuevo, las primeras elecciones democráticas siempre originan cierto elemento de radicalización, una presentación poco objetivada de los problemas, un elemento de inmadurez, normal en estos casos. En conjunto también se puede hablar de un  mal resultado objetivo de la consulta del año 82; las combinaciones posibles en el Consejo General dificultaban el proceso evidentemente.

El Decreto: el Decreto he dicho antes que era malo. Ahora podría añadir que era u Decreto de prueba. Con este Decreto se puede someter a prueba a cualquier institución. Un Decreto en el que se confunden los planos del control dela Administración, del Gobierno, que no es autogobierno ni gobierno sino que está controlado desde fuera, que el Gobierno se mete en la parcela de la gestión, que la gestión pues ya no sé donde se mete. Es decir, esto es un verdadero galimatías. Y que, efectivamente vimos el Decreto mal desde el principio, pero lo vimos como un instrumento para desbloquear la situación. Ahora, ya digo, yo me atrevería a decir que es un Decreto para poner a prueba a un colectivo.  Y esas dificultades están ahí. No planteamos ahora la modificación inmediata del Decreto; por un sentido de mínima estabilidad de las normas vamos a intentar que funcione. Pero hay que decir con toda claridad que es un Decreto impracticable y que probablemente en el horizonte de estos dos o tres años que dure la legislatura, habrá que plantearse su modificación.

Otro elemento de este inicio de la transición, la falta de capacidad para el entendimiento: consecuencia de todo lo anterior, del origen sindical, del ser las primeras elecciones, de las esperanzas agolpadas, de todo lo demás. Evidentemente hemos dado un cierto, un espectáculo cierto, no un cierto espectáculo, de incapacidad para entendernos; siendo así que, vamos creo yo que los móviles de todos o de la gran mayoría y los intereses de todos pues son bastante coincidentes. <Todo ello ha producido un retraso del proceso incuestionable. Y creo que, en términos ambientales, nos hemos movido entre un involucionismo ambiental que no hay que olvidar. Es decir  creo yo que los ciegos hoy por hoy en su mayoría no cuestionan el paso que se ha dado puesto que, ya digo, que la situación actual era insostenible a la larga. Pero sí que hay gente que, pues por miedos, por inseguridades, tiene una cierta tendencia al   involucionismo y estamos constatándolo en el ambiente. Hay gente que tiene una hipercrítica ante la situación actual y eso se deja notar. Y por otro lado, pues se han desbordado un poco las expectativas; porque mucha gente esperaba ver resuelto su problema concreto sindical; otros esperaban ver resuelto su problema de la prolongación de jornada; otros los trienios; y aquí estamos todos con la frustración de que la democracia no ha resuelto esto. Y además y para estrambote, diciéndolo con el máximo respeto como merecen personas que a lo mejor en este momento nos están escuchando, además los protectores; es decir creo que hemos tenido  mala suerte en que haya habido un cambio de Gobierno en este periodo. No quiero decir cambio en el sentido de cambio, quiero decir que no es bueno que haya habido una modificación en el Gobierno, que hubiera sido mejor que hubiéramos tenido el mismo Gobierno desde el principio porque, de esa manera, no hubiéramos perdido 6, 7 u 8 meses en los que la agonía del Gobierno anterior que ya se iba y la iniciación del nuevo Gobierno que todavía estaba sin estructurarse nos ha retrasado seriamente los problemas. Y hay que tener en cuenta que, tal y como está estructurado el Decreto y las competencias, la mayor parte, por no decir todos los problemas fundamentales dependen del Ministerio; eso hay que decirlo con claridad.

En términos de resumen: en el debe de esta etapa, del inicio de la transición, hay que señalar esta sensación de frustración que se ha creado, esta sensación de que se ha desmontado parte de la estructura anterior y que no hay recambio claro en el horizonte; este cierto espectáculo de desacuerdo que hemos dado entre todos, y por los orígenes que he explicado, creo que no ha habido falta de voluntad por parte de nadie o por parte de casi nadie. Todo han sido problemas previos a resolver: el entendimiento en la mayoría del Consejo General, el entendimiento con la Dirección General, el problema con el Protectorado, etc. Etc. y buenos e impacientes deseos, pero poco más.

En el haber: pues yo creo que hay que decirlo también con valentía en este momento. Se ha roto con la inercia anterior y eso era fundamental para la continuidad de la ONCE. Ahora lo veremos negro, antes es que no se veía el horizonte de la posibilidad de continuidad de la ONCE. Los problemas en la etapa actual, creo yo y eso es una ventaja, no se ocultan ni se esconden; somos los primeros críticos nosotros o, por lo menos, muchos de nosotros y eso es un elemento positivo.  No estamos defendiendo posiciones nuestras; espero con bastante impaciencia el cambio próximo, el relevo próximo en los cargos directivos, en la próxima legislatura o cuando sea, porque esto dará una prueba de que no se está para mantenerse aquí, sino se está para procurar una salida, en la medida de lo posible, satisfactoria para todos los ciegos. Y no escondemos los problemas ni tenemos ninguna intención de presentar con caracteres triunfalistas lo que se ha hecho. Creo que también ha habido un incremento del contacto con otras instituciones y con la sociedad en general, y algo más de carga reivindicativa; no suficiente, pero algo más que en la etapa anterior. Esto lo digo en términos en absoluto triunfalistas porque ya he señalado lo demás.

Si me preguntaran así, en términos muy llanos que qué nos pasa, que qué nos está pasando ahora, yo lo sintetizaría en 4 o 5 aspectos.

Primero lo que  para mi es el patético mimetismo en el terreno político. Es decir estamos asistiendo, es lástima, -muchas veces he pensado que los minusválidos, por su propia situación vital, estaban en mejores condiciones para no repetir el modelo social, para cuestionarlo, para ser más creativos, para plantear otras opciones. Y, sin embargo, pues en muchas ocasiones como en ésta los ciegos hemos querido imitar al Estado de manera un poco patética ya digo, a ultranza en el terreno político y hemos querido hacer un pequeño Estado en la ONCE y eso desde luego demuestra en primer lugar nuestra inmadurez porque esto en otros países no se da así; no es éste el fenómeno. Y esto no implica en absoluto abandonar los planteamientos políticos de cada uno, sino más que nada plantearlos, o utilizarlos, o actuar en función de ellos en otro contexto. Pero no repetir aquí las mismas actuaciones que haríamos a nivel político en el país. No tiene sentido en una institución pequeña que tiene un contexto marginal dentro de la sociedad y que, evidentemente por ese camino, probablemente no se va a reforzar nunca ni va a haber cohesión. Eso no implica que no haya tendencias ni que no haya líneas, debe haberlas y además hasta debe haberlas con claridad. Pero en los periodos interelectorales debemos aceptar la legalidad vigente, apoyar la legalidad vigente, apoyar el logro de objetivos que son comunes y que beneficiarán a todos.

Otro elemento de la situación actual: lo que he dicho antes. Creo que en la Organización en este momento están imponiendo su ley, o estamos imponiendo nuestra ley, los trabajadores ciegos: vendedores y jefes administrativos, con lo que eso supone de sesgo de los intereses de los afiliados. Y lo digo con toda responsabilidad y bastante consciente de que, bueno, todos hemos contribuido a ello. Creo que no es culpa de nadie, es el modelo que se siguió hasta este momento.

Y ya como elementos más psicológicos o más ambientales o más difusos, yo señalaría el miedo y la inseguridad de nuestro colectivo. Es decir, creo que se respira, por el modelo de garantía de ingresos que hemos tenido, de darnos la sensación unos a otros de que estamos en nuestra casa, de que aquí nunca pasa nada, de que todo se nos resuelve con facilidad, pues hay un miedo y una inseguridad ambientales colectivos que nos impiden encarar nuestra situación con verdadera sinceridad. También creo que hay un exceso de dramatismo. Es decir que lo que pasa aquí, pasa en pocas partes. Eso me trae a la memoria lo que me contaba un miembro de la Junta Electoral Central, que el presidente de la Junta Electoral Central le decía viendo el espectáculo de nuestras elecciones: parece increíble que se pueda originar tal tensión en una institución como ésta, con las dimensiones y con la trascendencia que tiene, parece increíble. Como parece increíble que tengamos, y digo parece increíble sin suponer ningún desdoro ni ninguna crítica, a nivel personal lo valoro, pues que tengamos los records más importantes en acciones reivindicativas radicalizadas, en huelgas de hambre, marchas y demás. Estamos en niveles de verdadera dramatización de nuestra existencia; y creo que eso es conveniente a todos, porque lo vivimos muy vitalmente, porque hay una especie de vértigo a lo exterior que debemos vencer. Pero la verdad es que el dramatismo es el pan nuestro de cada día y que hay que procurar distender  y bajar un poco el tono de esta Entidad, porque de lo contrario nos vamos a amargar la vida unos a otros.

Y sin embargo y a pesar de todo lo dicho y con un año de retraso, creo que hoy por hoy hay una mayoría, que puede o no satisfacer a unos o a otros, pero existe en el Consejo General; y una cierta relación fluida con la Delegación General, con todas las limitaciones. Contamos además en este momento con  las claves de lo que puede ser la legislatura, es decir,  en este momento ya sabemos quien está en el Protectorado, cómo está la idea del Protectorado, aunque hay que trabajar más para distinguir los papeles del control y del gobierno en la ONCE. Y en este momento creo que hemos llegado a lo que podríamos llamar el equilibrio inestable, un equilibrio que evidentemente es agotador para quienes intentamos todos los días templar gaitas y acercar posturas y que no se genere el conflicto. Pero que también puede ser positivo en un momento de replanteamiento que, forzosamente, también tiene que ser concertado porque ya más faltaría que ahora lleguemos a unas soluciones y en la próxima legislatura todo lo tiren patas arriba. Es decir que en ese sentido es un equilibrio inestable, probablemente agotador, positivo desde esa perspectiva, y hay que ser optimista, pero que, en todo caso, lo valoremos positiva o negativamente, va a ser el signo de estos años; queramos o no, por los resultados electorales, por la trayectoria anterior… por todo.

Y si alguien me preguntara: ¿y qué es lo que se ha hecho? porque, bueno, yo me estoy moviendo quizá en otro plano esta noche pero creo que tampoco se puede eludir y no quiero eludir los temas que a lo mejor están en el ambiente. Lo voy a reducir a resumir muy brevemente:

En la economía: en el tema económico, creo que en lo fundamental el tema que más nos debe preocupar es el tema de la Caja. La situación actual de la Organización exige que se entre rápidamente en negociaciones con el Ministerio. Hay trabajos ya previos hechos en el terreno económico, en el terreno jurídico. Hay base política para exigir un trato especial, puesto que la Caja supone la continuidad de la ONCE, la solución del tema de la Caja; y la continuidad de la ONCE la prestación de servicios que hoy el Estado no presta; y la prestación de servicios y la continuidad de la ONCE y la existencia de la Caja exonera al Estado de una serie de prestaciones que ahora tendría que dar, en términos de ingresos mínimos, a los minusválidos; y supone una serie de ventajas, desde el punto de vista de adscripción de la propia Organización, que debemos hacer valer; y que creo que incluso debíamos reforzar con una acción reivindicativa, con un Gobierno como el que tenemos actualmente. Desde luego, mientras lo de la Caja no se resuelva , la situación económica—ya sé que se ha explicado y creo que es importante que se conozca que los ingresos derivados de la venta de cupón han descendido en cuanto al IPC en un 3,30 el año  82 y los tres primeros meses de este año nos encontramos por debajo del incremento previsible del coste de precios al consumo- pero con ser importante, creo que lo trascendental, lo que nos lastra o lo que nos limita cualquier capacidad de maniobra en el terreno económico es la Caja. En cuanto a la evolución del cupón, el mes de abril ha sido un poco más positivo. Se ha alcanzado un 12,14% de incremento respecto a abril del 83; el acumulado se acerca al 9 y en términos de día de venta, día de sorteo, probablemente el incremento se aproxime al 10. Y no creo que sea una situación alarmante, es una situación preocupante. Se van a tomar medidas de propaganda intensivas durante los meses que quedan y, sobre todo, está en vías de aplicar la reforma del cupón a partir de enero del 84. En el terreno de lo económico, estamos buscando financiación pública para actividades nuestras. La situación económica del país desde luego no permite albergar muchas esperanzas, aunque lo hemos planteado abiertamente ante los organismos competentes. Más que una consignación fuerte presupuestaria para la ONCE, podremos quizá lograr en esta etapa subvenciones o financiaciones parciales para proyectos concretos; eso quizá sea más factible y en eso se está.

En temas laborales, ¿qué se ha hecho? La verdad es que el tema laboral en la Organización, desde la indefinición jurídica hasta la indefinición del personal y los vendedores, pasando por el caos que se ha creado a través de las contrataciones en número importante en los últimos tiempos, pues creo que en tema de personal lo único que se ha hecho es intentar evitar la arbitrariedad, pero poco más. Desde luego esto depende de un montón de temas que están en manos del Ministerio como es la definición jurídica y de ahí la definición jurídico-laboral, las plantillas orgánicas y todos los demás temas que se refieren a este área.

En materia de servicios para afiliados, mejor que servicios sociales, pues se han tomado medidas, desde luego,  que son creo progresivas; pero en cuestiones aisladas, en educación, en investigación, en materia de información, etc., creo que de manera insuficiente.

Otros temas que creo que se han abordado, quizá con retraso pero se han abordado: los nombramientos, que se ha sustituido a más de dos tercios de los cargos directivos de la ONCE. Eso es un hecho, creo que, no en el sentido de sustituir a los anteriores sino en el sentido de avanzar, pues un hecho positivo; la puesta en marcha de los Consejos Territoriales, etc. En el tema de la actividad reivindicativa se ha mejorado indudablemente: hemos planteado con más crudeza y hemos defendido con mayor intensidad y fuerza y mayor energía nuestros derechos como ciegos; sin complejos, pensando que no se nos ha dado una solución global a nuestros problemas y que, si bien nuestra situación es satisfactoria, desde luego no resuelve todos nuestros problemas, y hay mayor intensidad en las relaciones interinstitucionales.

Lo que se va a hacer y lo que se va a hacer a partir de ahora, pues creo que por distinguir un poco por planos, es inaplazable el plan de actuación de la Delegación General, la estructura de la Delegación General para que se refuercen más los cargos técnicos, los Directores de Área etc., Tengan mayor capacidad de organización, se haga una nueva estructura territorial. Y por parte del Ministerio, pues estamos muy pendientes del tema de la definición jurídica, del tema de la definición jurídico-laboral del personal, de la Caja de Previsión, de las plantillas, de las elecciones sindicales. El año 84 debe ser un año en el que con un presupuesto  ya con ciertos contenidos trasformadores, puesto que los cargos directivos pueden ya trasmitir su impronta y reflejarla en términos económicos, pueda presenciar algún tipo de reformas. Va a ser el año de la reforma del cupón desde luego y para ese año tenemos que contar ya con estatutos. En este momento los estatutos están un poco pendientes de ese deslinde de competencias con el Protectorado.

Terminando un poco, quizá me he extendido demasiado, con lo que puede ser un proyecto hacia el futuro o mi visión de la ONCE, voy a ser muy breve. Como punto de partida de lo que yo entiendo que debe ser la Organización y como objetivo de nuestra Organización, señalaría el de la integración y el de la normalización. Pero como una cuestión que declaramos abiertamente, que no escondemos, que no tenemos recelos respecto a ella. Los ciegos queremos integrarnos en la sociedad y normalizar nuestra vida y pedimos o queremos conseguir el derecho a ser iguales a los demás en cuanto a oportunidades; y al mismo tiempo que pedimos el derecho a ser diferentes o a no hipotecar nuestra propia identidad en aras de esa igualdad. Pero evidentemente nos movemos, o nos debemos mover, en esa dirección con toda claridad y rotundidad, para que no haya en este caso ningún equívoco por parte de quien nos vea desde fuera. Como criterio, pues creo que el criterio que debemos defender es por encima de todo los intereses de los ciegos, defender los intereses de los ciegos frente a todo tipo de interferencias de cualquier tipo, religiosas, políticas, organizativas, de grupos profesionales. Incluso nuestras propias interferencias del aparato institucional. Pues por encima de todo debemos anteponerlos intereses de los ciegos. Intereses de los ciegos, según una visión solidaria con los demás ciudadanos y especialmente con los minusválidos. No quiero decir que nos constituyamos en un grupo corporativo a ultranza.

Como notas de esa posible Organización a la que quizá dentro de unos años podamos acercarnos, pues desde luego una unidad racionalizada, unidad desde luego en lo presupuestario y en lo reivindicativo; pero que debe ser compatible con una máxima descentralización en todos los demás aspectos, con un plan de servicios sociales, de servicios para afiliados, para deficientes visuales, concertados con entidades públicas, especialmente en las Autonomías; y una unidad no impuesta, racionalizada y discutida.

El autogobierno: pues desde luego es indiscutible que se plantee como autogobierno de los afiliados. Después de las elecciones sindicales, que esperemos se celebren  cuando esté aclarado el panorama laboral, y de un planteamiento congruente de los temas laborales las próximas elecciones deben ser muy distintas, y lo digo con toda claridad desde ahora, muy distintas a las primeras, sin connotaciones sindicales, lo sindical debe ir por otro lado, y poniendo de manifiesto quizá con mayor nitidez las diferencias de orientación, pero con un pacto más amplio en los temas de fondo. Ese gobierno, ese autogobierno nuestro debe ser compatible con el control de la Administración. No queremos que la Organización se mueva a su aire y al aire que en cada momento pudiéramos decidir. La Administración tiene derecho perfecto a imponer o a establecer una línea compatible o coherente con lo que se está haciendo en el sector público y a vigilar como se aplican los recursos; pero no interferir en el funcionamiento. Que mantenga ese control pero que no interfiera. El Consejo de Gobierno debe tener a mi juicio, que hoy se llama General, pero para evitar las confusiones creo que habría que hasta cambiarle el nombre, debe asumir ese papel reivindicativo de los afiliados para distinguirlo de lo que puede ser la cadena ejecutiva o de servicios en la que suele ser más difícil planteamientos reivindicativos  más enérgicos, un Órgano de Gobierno reivindicativo y d control del Ejecutivo pero que no asfixie al Ejecutivo, que le deje trabajar, que le deje trabajar dentro de su área con responsabilidad y que después rinda cuentas ante el Órgano de Gobierno, pero con autonomía en la gestión.

En cuanto a la vinculación con el Estado, creo que hay que plantearla en ese término de control y orientación, pero también en el sentido de que apoyen financieramente alguno de nuestros servicios y garanticen el conjunto de nuestra situación y nuestros presupuestos; promoviendo también medidas favorables para los ciegos; no sólo controlando sino, en esa vinculación con el Estado, que favorezcan nuestras iniciativas también. Con lo que tenemos en este momento tenemos que terminar con la herencia anterior. Es decir, creo que es imprescindible normalizar la vía laboral, adaptar y modernizar la estructura administrativa, superar el eterno problema entre ciegos y videntes, hacer una estructura administrativa en la que los cargos directivos sean menos, más estables, que haya muchos más cargos técnicos, que haya posibilidades de promoción para todos los empleados con capacidad, que se resuelva el problema de la Caja en esta legislatura, modernizar el cupón y hacerlo competitivo y que no sea un freno, defender el cupón con claridad en los aspectos que he mencionado como elemento que evita la pasividad y las pensiones y como instrumento que finanza servicios de integración, y decirlo con toda claridad ante quien se oponga o ante quien, sin ofrecer otras alternativas pues lo discuta; pero al mismo tiempo que no nos frene en el campo de la promoción profesional y de una visión más integradora.

Y sobre esas bases, tras esta etapa de saneamiento diríamos, con otro decreto o lo que sea, con otra ley o lo que haga falta, desde otra perspectiva, podremos tal vez asentar las bases de una ONCE nueva: reivindicativa pero al mismo tiempo no sectaria; integradora pero que no caiga en el angelismo de creer que basta con palabras sino que necesitamos recursos para promover la integración y prepararnos; y una ONCE sin complejos en la que de verdad de verdad quepan todos o casi todos. Y nada más, si queréis hacer alguna pregunta de aclaración o alguna intervención pues encantado.

Nota:

Este texto es una trascripción de la grabación en audio de la intervención de Antonio Vicente Mosquete. La puntuación se ha hecho por el contexto y por la entonación del conferenciante.